De Crecimiento Personal a Madurez Espiritual: Pasos para Elevar Tu Conciencia

Entrar al mundo espiritual no significa necesariamente haber integrado sus enseñanzas. Mucha gente practica actividades espirituales desde un lugar totalmente neurótico. Existe la creencia de que si meditas, haces yoga, paseas por la naturaleza, eres canal de reiki o das voz a los seres de luz ya eres una persona espiritual.

Pero en realidad no es así, todas estas actividades te ayudan y forman parte del camino espiritual. Pero la espiritualidad en realidad no tiene que ver con todo eso, de hecho, no tiene que ver con nada. Porque la espiritualidad no nos habla del qué, sino del cómo y sobre todo, del desde dónde.

No se trata de lo que haces, sino desde dónde haces las cosas, esto es lo que marca la diferencia. Por ejemplo, si eres una persona exigente, perfeccionista que siempre funciona a través del esfuerzo y el sacrificio y decides darte un momento de paz y relax, es posible que elijas una actividad como el yoga que favorece la conciencia, el bienestar, la presencia… pero si lo haces desde tu funcionar interno continuarás repitiendo y perpetuando los mismos patrones y por lo tanto, por muy elevada que sea la práctica, tú continúas anclado en el mismo estado de conciencia y no hay evolución.

Ser más o menos espiritual no depende de nada externo

No tiene que ver con nada que puedas hacer o no hacer… al contrario, si tu atención está en la actividad externa y no en ti continúas actuando desde el personaje. Y esto es así, en el caso del yoga pero también de cualquier práctica espiritual. Si estás en la neurosis de tu personaje, si sigues las directrices del ego, hagas lo que hagas sufrirás las consecuencias.

Algunas personas creen que porque saben algunas cosas espirituales o les resuenan temas espirituales son superiores a otras que consideran menos evolucionadas. Es bastante habitual ver en el mundo espiritual mucho juicio e incluso comentarios despectivos, hacia personas que deciden vivir una vida más mundana que quizás no tiene tanto interés por temas trascendentes. Otra versión del mismo patrón limitante dentro de la espiritualidad es la creencia de que las personas que sí tenemos interés por temas más esotéricos debemos salvar a los demás y suerte tienen de nosotros el planeta tierra, que gracias a los que estamos “despiertos” podrá pasar a quinta dimensión.

Esto sigue siendo ego, esto sigue vibrando en la polaridad y no tiene nada que ver con ser o no espiritual. Todo lo contrario, es un engaño que nos decimos a nosotros mismos para sentirnos bien y para poder mantener las estructuras internas de limitación, son programas que siguen los patrones patriarcales de separación. Y la separación es todo lo contrario de ser espiritual. La espiritualidad siempre habla de unidad y todo aquello que nos lleva a vibrar en unidad es espiritual, el resto sigue siendo el ego disfrazado de Buda.

Por lo tanto, en el ejemplo anterior del yoga, la clave no es el yoga, sino la actitud que tomas ante la actividad que practicas. Y aquí hay que preguntarse: ¿desde dónde lo estoy haciendo? ¿Me estoy realmente cuidando, tengo en cuenta mis necesidades… me amo en mis limitaciones, respeto el ritmo de mi cuerpo… encuentro el equilibrio o paso de la exigencia a la indulgencia? Porque cuando estamos vibrando en la dualidad, solemos ir de un extremo al otro: lo hacemos con sacrificio cueste lo que cueste o postergamos y nos apoltronamos en antiguos patrones de pereza que tampoco nos ayudan a evolucionar.

El yoga es solo un ejemplo, pongamos otro. Desmontemos un gran mito: “Si canalizas seguro que eres espiritual”. La canalización se puede considerar una de las prácticas más espirituales que existen, es el lenguaje del alma, escuchas la voz de los seres de luz… ¿Qué puede haber más espiritual que eso?

Pues no necesariamente tienes que ser una persona espiritual o más espiritual que otra por el hecho de canalizar. Sí que serás una persona alineada a tus dones y con muchas capacidades psíquicas… Pero también puede haber mucho ego en torno a la canalización: hay quien se siente extremadamente especial, quien mira a los demás con soberbia,… o por el contrario quien no se siente merecedor de recibir los mensajes de los seres de luz, quien duda y tiene miedo de compartir el mensaje por miedo a equivocarse… En ambos casos estás al servicio del ego y no al servicio del alma. Y la madurez espiritual tiene que ver con ser alma, ser quien verdaderamente eres. 

Es cierto que las personas que canalizamos, las personas que practicamos yoga, que meditamos, que hacemos paseos conscientes en la naturaleza… Tenemos una tendencia a estar más conectadas con la sabiduría de nuestra alma y normalmente estamos más alineadas a nuestro propósito de vida o al menos estamos en el camino. Pero tenemos que recordar que por ejemplo en el caso de la canalización todos tenemos la capacidad de canalizar, es inherente al ser humano y como tenemos libre albedrío podemos decidir hacerlo o no. Siempre tenemos que recordar que cada uno vive la vida como quiere o puede y que todo es perfecto, todo es divino.

Pero lo interesante aquí es que no necesariamente tiene que ser así, porque no tiene tanto que ver con lo que haces sino desde dónde lo haces. Por lo tanto, lavar los platos puede ser una práctica totalmente espiritual. Igual que trabajar en la construcción o en una peluquería. En el tiempo de los Templarios, el cantero era uno de los oficios más valorados ya que tenían la capacidad de grabar la divinidad en la piedra y en el Templo de Isis, la exaltación del cuerpo de la mujer era un homenaje a la belleza espiritual de la Diosa. El rol no es importante, al contrario, la humildad es una buena compañera espiritual.

La espiritualidad está en todo, cualquier acto es espiritual si tu actitud vibra en el respeto, el amor, la armonía, la paz… hacia ti y hacia los demás. Y sobre todo si vibras en la unidad.

La unidad te hace darte cuenta de que el otro eres tú. Y esto no es tan sencillo como parece. La unidad habla de abrazar todo lo que eres, también aquellas partes de ti que no te gustan y quieres esconder o cambiar. La unidad te muestra que eres luz cuando estás feliz y las cosas te van bien y que continúas siendo luz cuando te enfadas o eres egoísta. Además, la unidad te recuerda que esa persona que detestas y no quieres ver ni en pintura, también eres tú. Y aquel que admiras y te parece inalcanzable, también eres tú.

La unidad, el amor y la compasión cuando son auténticos nos llevan a vibrar en una frecuencia alta y esta es la verdadera madurez espiritual. Por lo tanto, hagas lo que hagas, también cuando no haces nada, puedes ser espiritual. Porque la espiritualidad tiene más que ver con la vibración y no con la actividad concreta que desarrollas.

Desde este punto de vista, todo tiene el potencial de ser espiritual.